Función 20/10/15
“El acontecimiento se expresa en las almas,
en el sentido que produce un cambio en la sensibilidad
(transformación incorpórea) que crea una nueva evaluación:
ha cambiado la distribución de los deseos.”
Maurizio Lazzarato
Las actrices estábamos abordando la última escena, y por esas martingalas de la vida un elemento: la radio no funcionó como tenía que haber funcionado. El sonido que debía salir, se cortó. “¿Por qué? ¿Por qué ahora? ¿Por qué no?” El grabador oculto que oficiaba de radio estaba prendido, la cinta del cassete giraba ¿Qué pasó? Nadie se percató, excepto las actrices y algunxs compañerxs que habían visto otras funciones. Las actrices nos miramos: “debemos seguir ¿Por dónde?” La grieta nombrada por cuerpos no presentes momentos antes, sucumbe la escena y sin permiso alguno, sin premeditación abre un abismo: una voz femenina, dolida, angustiada sale del parlantito oculto, hablando de una desgracia. Mi piel se erizó. ¿Quién es esa señora? ¿Por qué grabé el audio en ese cassette donde justo esa señora, dolida, años atrás, quizás antes de que nosotras hubiéramos nacido grabó esas palabras? Esa mujer de cuerpo no presente en el aquí y ahora nos dio una mano, estiró el brazo por el espacio que la grieta había dejado.
Las actrices nos miramos y lanzamos un manotazo para agarrarnos bien fuerte de ella. Caímos juntas. El tiempo se dilató; entre nuestros ojos enredados flotaba una simple pregunta ¿Qué hacemos? Realmente esas palabras escritas, premeditadas, que desencadenaban las acciones siguientes de la escena se desquebrajaron, dejaron de remitir solo al plano ficcional de los personajes haciéndose carne por primera vez en el cuerpo de las actrices: ¿Qué hacer? ¿Realmente hay algo que hacer? ¿O solo es cuestión de dejarnos llevar por el devenir? Vibrantes entramos por esa grieta que se abrió en la escuela nocturna en donde estábamos haciendo la función. Lanzábamos manotazos de ahogados. Éramos los nuevos lazzi patagónicos nadando perrito.
